Sunday, May 20, 2018

¡Por fin un día de primavera!

20 de mayo de 2018

Una historia que comenzó hace 53 años, allá por la mitad de los '60, se ha materializado hoy por cuarta vez en el corazón del Botxo, en plena Gran Vía, entre la Plaza Elíptica y la Plaza Circular.

Dantzari Eguna 2018: en otras ediciones previas celebradas en la capital (en 1990, 2000 y 2007) han bailado en espacios como el Parque Etxebarria o la explanada de Botica Vieja. (DEIA, 16/05/2018)


Más de 3.500 dantzariak, mujeres y hombres desde la tierna infancia hasta la pronta madurez, de más de 80 grupos de baile, nos han deleitado y han disfrutado bailando lo más granado de nuestra tradición y nuestro folklore.

Conocer a una persona, su carácter, su actitud, supone también adentrarse en sus circunstancias y éstas vienen de la mano de su familia, de su entorno, de su cultura, su historia y su folklore. Quien no acepta la diversidad y la multiculturalidad se pierde de entrada la riqueza que supone ser diferentes. Y la diferencia no quiere decir a priori ni superioridad ni inferioridad... Simplemente es...



Por primera vez en mucho tiempo, hoy ha sido un día de primavera. Calorcito al sol y fresquito a la sombra... Y la noticia del día sonaba a txistu y tamboril y a danza en la plaza del pueblo.

Más información: Euskal Dantzarien Biltzarra


Friday, May 18, 2018

I Despertar


Jaime se despertó temprano. La rodilla derecha le molestaba y tenía entumecidos ambos tobillos. También la región lumbar le hacía pensar que había dormido más de siete horas. Desde niño ese dolor incómodo en la base de la espalda lo había despertado al cumplirse más o menos las siete horas de sueño.  Comenzó su rutinario movimiento rotatorio de tobillos para desatascar las articulaciones. Pie izquierdo hacia la izquierda. Pie derecho hacia la derecha. Tres veces así y otras tantas en sentido inverso. Tendría que plantearse de una vez empezar a practicar algún deporte… Y pensar en dejar de fumar… Y no tomarse sus dos whiskies diarios, a veces cuatro…

Al sentarse en la cama vio su imagen en el espejo del armario de enfrente. Le sonrió y le deseó buenos días.  Al fondo, tras ella se veían la cama deshecha, las mesillas de noche, la cajonera y la lámpara que colgaba del techo abuhardillado. En la pared, la ventana dejaba pasar la tenue y tímida claridad del amanecer. La figura sedente, inmóvil, en silencio, parecía esperar algo.

Jaime decidió incorporarse. Tenía que ir al baño y prepararse el desayuno. De forma mecánica dirigió sus pasos al baño contiguo a la habitación principal. Se miró al espejo del lavabo e intentó enderezar los rizos que abultaban los lados de su cabeza, justo sobre las orejas. Todo en vano. Tendría que pensar ya en cortarse el pelo…

Cuando se disponía a ir a la cocina, echó una mirada al espejo frente a la cama y se quedó helado. Dejó de sentir el molesto dolor de los tobillos que le obligaba a dar los primeros pasos del día apoyando los pies sobre su lateral exterior, arqueando las plantas como si fuera un simio dispuesto a iniciar la trepa de un tronco. De pronto, todo el aletargamiento que acompañaba esos tempranos momentos de cada día, todos los días, desapareció súbitamente. Las plantas de sus pies se apoyaron completamente en el suelo y ni siquiera percibió el cambio de temperatura. Allí, sedente, inmóvil, en silencio, como esperando algo, seguía su imagen…

Cerró con fuerza los ojos y los volvió a abrir. Apoyó su mano derecha en la columna de madera de roble que sujetaba la viga del techo, junto a la puerta del cuarto, y permaneció también él en silencio, inmóvil… contemplando su imagen hierática…

Sin saber muy bien por qué, se apresuró a salir y llegar hasta la cocina. Seguía sin dar crédito a lo visto y pensó que entre el sueño, la hora, la falta de luz, su habitual lentitud de reacción a esas horas del día y… ¿qué había hecho la noche anterior? No, no había bebido nada. Había estado de limpieza doméstica y se fue a dormir tras terminar la película de las diez. Pensó pues que habría sido su imaginación la que le había jugado una mala pasada.

De cuando en cuando miraba su habitación desde la puerta de la cocina. La cama estaba vacía, deshecha. El edredón medio caído en el suelo. Aun así, no se atrevía a entrar. ¿Y si aquella imagen siguiera allí? ¿Y si de pronto quisiera decirle algo, o hacerle algo?

Encendió un cigarrillo. Como tantas veces se quedó contemplando el humo gris azulado que ascendía dibujando fantasmagóricas ondulaciones silenciosas.

Llevaba tiempo pensando en dejar de fumar. Pensando en dejar de beber. Pensando que tenía que adelgazar. Pensando en dejar de pensar. ¿Qué había pasado con su vida? De la noche a la mañana todo había desaparecido. Como la esplendorosa copa del haya que se desvanece en naranja y rojo manto a los pies del camino al llegar el otoño, así sentía Jaime la desnudez de su trayectoria vital.

Le quedaba por vivir menos de lo que ya había vivido, y la mitad de aquel trayecto por el que nunca se puede volver se había volatilizado. Ilusiones, desvelos, risas y llantos, entrega, pasión, dolor… vida dada, ahora no eran más que humus del hayedo, hojas secas y muertas, esperando la putrefacción.

Dio una calada al cigarrillo. Estas digresiones eran normales en él. Su mente tenía vida propia, no descansaba. Ni siquiera mientras dormía. Una noche soñó que el médico le recomendaba hacer ejercicios de flexión de piernas – sentadillas - y al día siguiente comenzó a hacer motu proprio series de veinte flexiones varias veces al día. En cualquier caso, mal no le iban a hacer.

Apagó con calma la colilla. Resolvió volver a la habitación. Encendió la luz. Entró dando la espalda al espejo. Aguardó unos instantes y se giró. Solo vio su imagen erguida. La cama vacía. Solos los dos: él y su reflejo en el espejo. La esfinge sedente, inmóvil, silenciosa, parecía haber decidido ponerse en pie y desaparecer…


14/10/2017: 5 años, 5 meses, 11 días

Sunday, May 13, 2018

Redes Sociales: emociones a flor de piel

[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 11.05.2018]

A estas alturas de la película, parecería anacrónico preguntarnos qué son las redes sociales (social media). Pero, ¿sabemos realmente qué son, quién está detrás de ellas y de qué modo influyen en nuestro día a día?

Sabemos que son sitios o plataformas de internet que nos permiten conectarnos con amigos y familiares, entablar nuevas relaciones de un modo virtual y compartir e interactuar con todos ellos intercambiando información, datos y contenidos en diferentes formatos (texto, audio, fotografía, vídeo). También creamos comunidades sobre intereses comunes: trabajo, tiempo libre, lecturas, juegos, amistad, aficiones, relaciones amorosas, relaciones comerciales, etc.


Si nos detenemos un momento, podemos hacernos estas preguntas:
  • ¿Qué redes sociales uso?
  • ¿Qué comparto en las redes?
  • ¿Con quién?
  • ¿Para qué?
  • ¿Cuánto tiempo estoy conectado?

Una característica de estas herramientas de comunicación que las diferencia de las precedentes es su grado de transmisión de información de quien las utiliza. Si me acerco a un quiosco - especie en peligro de extinción - a comprar una revista, saludo a la persona encargada, elijo mi revista, la cojo, la pago, me despido, me la llevo y ya buscaré el momento para leerla. La persona que me la ha vendido me conocerá si soy cliente habitual o se olvidará de mí en breve. Y hasta ahí todo intercambio de información sobre mí.

Si leo la versión digital de esa misma publicación desde cualquier dispositivo con conexión a internet (teléfono inteligente, tablet, ordenador, etc.) estoy transmitiendo sin apenas darme cuenta quién soy, dónde vivo, dónde estudio o trabajo, dónde estoy, con quién, cómo voy, qué me gusta y qué no, a qué hora y qué leo, cuándo duermo, quiénes son mis amigos y familiares, cuál es mi orientación sexual, religiosa, política…

Habremos oído también hablar de Big Data. Big data (en español, grandes datos o grandes volúmenes de datos) es un término evolutivo que describe cualquier cantidad voluminosa de datos estructurados, semiestructurados y no estructurados que tienen el potencial de ser extraídos para obtener información.

Todos estos datos se:

  • Capturan. A través de Móviles, páginas Web, Wi-Fi, Bluetooth, GPS, Smart TV,  cámaras de vigilancia de tiendas, bancos, en la calle…
  • Transforman. A través de Plataformas que organizan la información: extraer, transformar y cargar (ETL – Extract, Transform, and Load)
  • Almacenan: en gigantescas Bases de Datos
  • Analizan. Asociación y combinación de datos
  • Visualizan. A través de mapas ordenados y perfectamente clasificados según los criterios que se deseen aplicar

Son innegables y obvios los usos positivos que se pueden dar en beneficio de la población, el progreso y el bienestar a esa ingente acumulación de información. En el campo de la investigación: medicina, ciencia espacial, todo tipo de tecnologías, maquinaria, medio ambiente, y en el ámbito comercial, con publicidad y marketing a la carta, ajustada a nuestras necesidades y posibilidades. Pero no podemos pasar por alto que, como en otros ámbitos, los amigos de lo ajeno, delincuentes, piratas informáticos – hackers - , grupos de poder, grupos de influencia anónimos (= manipuladores de opinión: noticias flasas - fake news -, cadenas xenófobas o discriminatorias de minorías, etc.), pederastas, proxenetas, traficantes de personas, drogas y armas, etc., también se frotan las manos con las posibilidades que les brinda esta acumulación de datos.

Recientemente, las noticias se han hecho eco del escándalo protagonizado por Facebook y la transferencia ilegal (¿vendidos?) de datos de más de 50 millones de sus usuarios a la consultora Cambridge Analytica, que posteriormente fueron utilizados (¿vendidos?) para uso del actual inquilino de la Casa Blanca en su campaña presidencial, y durante la campaña del referéndum del Brexit británico: publicidad política a la carta (¿manipulación?). Anteriormente, en 2015, también se había dicho que Barack Obama había hecho uso de este tipo de datos en su campaña electoral.

En lo tocante a la difusión de rumores, noticas falsas (fake news) y cadenas de todo tipo para manipular la opinión pública es flagrante la utilización torticera de la información para incidir directamente en nuestras emociones, comenzando por la sorpresa, para después hacerlo sobre todo en las denominadas como negativas: tristeza, miedo, asco e ira.

En el mensaje que el Papa Francisco ha preparado para la 52 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se celebrará el próximo 13 de mayo, titulado “«La verdad os hará libres» (Jn 8, 32). Fake news y periodismo de paz”, reflexiona sobre estos temas y recalca que la tergiversación de la verdad no es un fenómeno moderno. Es tan antigua como la propia humanidad. Han cambiado las formas y los medios, pero la responsabilidad no deja de ser individual. La alteración intencionada de la verdad, la transmisión de medias verdades, mentiras disfrazadas de verdades, o el uso injusto de la misma constituyen la esencia fundamental de este modelo de manipulación.

Los efectos que provocan en nosotros, y que nos pueden ayudar a intuir o detectar si nos encontramos frente a una noticia falsa, son siempre negativos: ansiedad, odio, hostilidad, discordia, división, guerra…

Tomar algunas medidas preventivas podría ayudarnos a no dejarnos avasallar por manipuladores externos. Entre otras:
  • Cuidado con lo que publicamos
  • Cuidado con nuestra privacidad
  • Cuidado con los permisos de las aplicaciones
  • Cuidado con los virus
  • Cuidado con nuestra identidad digital
  • Actuación frente a los acosadores
(Para más información a este respecto, es aconsejable visitar la web de la Oficina de Seguridad del Internauta).



Utilicemos con libertad las nuevas tecnologías, sin miedos pero con precaución, y asumamos nuestra responsabilidad personal en el uso de las mismas. Seguramente, a través del conocimiento y la especialización en el manejo de estas herramientas, también podremos contribuir a la creación de un mundo mejor.